Zelensky y la Humanidad

Yo sinceramente creo que cualquier persona de buena voluntad, de la nacionalidad que sea, que le echara un vistazo a la situación que prevalece en Europa Oriental, de inmediato llegaría a la conclusión de que ésta se está agravando minuto a minuto y ello de manera alarmante. A pesar de los genuinos pero poco duraderos esfuerzos por parte del presidente Donald Trump y de la perseverancia e inmensa paciencia del gobierno de la Federación Rusa en entablar negociaciones serias con Ucrania para ponerle fin a un conflicto en el que no hay más que un vencedor evidente, que es Rusia, Volodimir Zelensky, el soi-disant presidente ucraniano sigue empeñado en bloquear sistemáticamente todo intento por construir la paz. Si se desconocen por completo los hechos, lo primero que se pensaría es que en Zelensky nos las estamos viendo con un héroe que combina la inteligencia de Ulises con la valentía de Eneas. El problema es que la condición para formarse semejante idea de Zelensky es la ignorancia total de los hechos. La verdad es que, para cualquier persona normal, mínimamente instruida, la conducta de Zelensky no podría entenderse de otra manera que como la de un individuo declaradamente irracional, movido sólo por emociones morbosas, un insensato irresponsable que sin remordimiento alguno arrastra a su pueblo al infierno. Sin embargo, es claro que todo intento de explicación de la conducta de Zelensky en esos términos sería demasiado fácil, demasiado burda, demasiado superficial y ello por no pocas razones. De hecho, el mayor favor que podría hacérsele a Zelensky sería declararlo un enfermo mental, un psicópata, porque entonces se le estaría eximiendo de su responsabilidad política, militar e histórica. Después de todo, los locos no rinden cuenta de sus acciones. De ahí que si se decidiera clasificarlo como un “enfermo mental” nos quedaríamos sin explicación de todo lo que ha pasado desde que aceptó cambiar sus disfraces de comediante por su eterna vestimenta de militar, una vestimenta que, dicho sea de paso, le valió un comentario un tanto burlón por parte del presidente D. Trump cuando éste lo recibió en la Casa Blanca (“Vean, vino muy elegante”! o algo por el estilo le dijo D. Trump a los periodistas al momento de recibir a Zelensky). Nosotros, sin embargo, aspiramos a comprender lo que está sucediendo en Ucrania, para lo cual lo primero que tenemos que hacer es rechazar la idea de la idiotez congénita  de Zelensky. No! Zelensky no es ni un tonto ni un ingenuo ni una persona engañada. Él sabe perfectamente bien lo que hace, pero es precisamente por eso que nos encontramos ante un enigma. Es curioso, pero casi podría sostenerse que en este punto Zelensky es como una refutación viviente ni más ni menos que de Platón. Éste sostenía que nadie busca hacer el mal deliberadamente; el mal es producto sólo de la ignorancia. Sin embargo, si no estamos en el error eso es precisamente lo que  Zelensky hace: él deliberadamente promueve el mal. De ahí que nuestro interrogante es: ¿cómo puede alguien perfectamente consciente de lo que hace optar por hacer el mal? Ese es el “misterio Zelensky”.

Con toda franqueza, no creo disponer de todos los medios para poder despejar la “incógnita Zelenski”. No obstante, creo que alguna luz podremos echar sobre el tema de modo que el fenómeno ucraniano nos resulte un poquito más comprensible. En lo que sigue, por lo tanto, procederé del siguiente modo: voy a hacer unos cuantos recordatorios elementales sobre la situación actual y luego trataré de delinear lo que sería la verdadera explicación de lo que está sucediendo en Ucrania y de la conducta de ese ángel de la muerte llamado ‘Volodomir Zelensky’.

En primer lugar, me parece que habría que empezar por admitir que la situación en el frente es costosa y penosa para Rusia, entre otras razones porque contra quien tiene ésta que pelear no es contra las fuerzas armadas de Ucrania únicamente, sino contra las fuerzas de la Unión Europea disfrazadas de soldados ucranianos. Ahora bien, dicho esto habría que reconocer que es igualmente innegable que la situación es todavía peor para Ucrania y que para el pueblo ucraniano esta guerra dejó de ser una pesadilla para convertirse en una auténtica tragedia. Pero entonces la pregunta que de inmediato todos queremos plantear es la siguiente: ¿por qué si de facto, es decir, objetivamente Ucrania tiene perdida la guerra, por qué si es simplemente impensable que la gane, por qué Zelensky se aferra a una política belicosa e intransigente que de manera fácilmente confirmable sólo contribuye a una inútil destrucción de su país y a una innecesaria aniquilación de cientos de miles de personas? A primera vista, la política del gobierno ucraniano liderado por Zelensky es absurda.

Obviamente, sin embargo, dicha conducta dista mucho de ser ininteligible; más bien, es perfectamente comprensible, inclusive si es totalmente descabellada y errada. En realidad, a mí me parece que la solución del “enigma Zelensky” es en el fondo bastante sencilla. Lo que se tiene que entender es que hay elementos anormales en el tablero político y lo que quiero decir con eso es simplemente que en el conflicto ucraniano están operando subrepticiamente causas que desconocemos. Es por eso que a partir de cierto momento la situación ya no puede resultarle explicable al hombre de la calle, esto es, al individuo engañado por los medios de comunicación masiva (periódicos y televisión, sobre todo). Pero entonces, asumiendo que Zelensky no es un lunático y que sabe perfectamente bien qué es lo que está haciendo, lo que tenemos que hacer es rastrear las causas ocultas de la guerra de Crimea. Eso, desafortunadamente, es una labor mucho más difícil de lo que podría pensarse a primera vista.

Afirmé que en la tragedia ucraniana operan dos clases de causas: las que están a la vista y las que están ocultas y no salen más que muy rara vez a la luz. Antes de tratar de adivinar cuáles podrían ser estas últimas, veamos primero a qué nos referimos cuando hablamos de las causas visibles de desmoronamiento de Ucrania. Pienso básicamente en hechos como los siguientes:

a) el choque militar frontal con una superpotencia, como lo es Rusia. De entrada resultaba claro que las provocaciones ucranianas, e.g., hostigando a las minorías rusas del Donbass, eran una especie de medidas suicidas que no tenían mayor sentido.

b) El medio trillón de dólares que Ucrania ha consumido básicamente en armamento por lo menos desde que se inició la guerra con Rusia y que prácticamente representa el remate de la riqueza mineral, agrícola, energética, etc., de Ucrania para beneficio de gobiernos y empresas extranjeras.

c) La fantástica corrupción del gobierno de Zelensky y su pandilla, a expensas claro está del presupuesto nacional y en detrimento de la inversión pública, es decir, en favor de la población.

d) El doloroso costo humano y de infraestructura cuya reconstrucción llevará lustros y el sacrificio de por lo menos toda una generación.

e) El drástico cambio en la política presidencial de los Estados Unidos, pilar fundamental en el proyecto criminal en contra de Rusia.

Estos son algunos de los hechos más prominentes en el panorama ucraniano que permiten que uno se forme una idea de la magnitud del desastre que está ocurriendo en lo que otrora fuera la República Soviética Socialista de Ucrania. El problema es que si nada más nos fijamos en estos y en otros factores como estos, entonces seguiremos sin entender por qué Zelensky no los toma en cuenta, por qué no les concede la importancia que sin duda tienen. Por consiguiente, tiene que haber otros elementos de peso a los que nosotros, pobres mortales, no tenemos acceso pero que son los que realmente explicarían su desempeño como “presidente”. Por ejemplo, algo que visto desde lejos simplemente no se entiende es la aparentemente irrevocable decisión del político ucraniano de por ninguna razón hacer la paz con Rusia. Pero ¿qué hay detrás de la decisión de Zelensky de que, pase lo que pase, mientras él sea “presidente” (dicho sea de paso, un presidente usurpador, puesto que ya terminó su periodo y no ha llamado a elecciones, entre otras razones porque él sabe que si convocara a elecciones las perdería ignominiosamente) nunca hará la paz con Rusia? Una vez más, cualquier persona normal se preguntaría: ¿pero por qué? ¿Por qué si es factible entablar conversaciones serias para la paz, inclusive con la participación de otros países, el representante oficial de Ucrania, el gran usurpador, Volodomir Zelensky, prefiere morirse antes que firmar la paz con Rusia? Con toda franqueza: ¿no le parece al lector eso algo raro? Yo creo que, de manera cándida o espontánea, en un primer examen de la situación nadie razonable lograría dotar de sentido a la conducta de Zelensky. A la gente normal, sensata, sin parti pris sólo le quedaría recurrir a fórmulas simplonas que para lo único que servirían sería para expresar que se llegó a los límites de la inteligibilidad. La gente diría cosas como ‘Zelensky se volvió loco’ o ‘a Zelensky lo engañan sus militares’ o algo por el estilo. Y ya no habría más que decir.

Ahora bien, yendo en contra de lo que las apariencias hacen pensar, yo considero que Zelensky es un individuo perfectamente coherente y no sólo coherente, sino que es un sujeto decidido inclusive a convertirse en mártir de sus inconfesables ideales y objetivos políticos. Hasta donde logro ver, Zelensky está dispuesto a morir por sus ideales (si bien habría que decir también que la perspectiva de nadar en dinero viviendo de incógnito en alguna isla paradisiaca del Océano Índico que con gusto le regalarían sus compinches extranjeros después de su derrota debe resultarle, a él y a su esposa, un proyecto sumamente atractivo y tentador). Lo que en todo caso es muy interesante es el rol fundamental que ha venido desempeñando desde hace varios años, un rol que desde el primer momento él se tomó muy en serio. En mi opinión, es importante comprender su trayectoria. No olvidemos que él es un cómico de vaudeville, por lo que para comprender al personaje lo que se requiere es quitarle la máscara y ver qué es lo que tras ella se esconde. Eso no es nada fácil, pero lo menos que podemos hacer es intentarlo tratando de generar una hipótesis genuinamente explicativa.

Consideremos entonces a ese adefesio humano que es V. Zelensky. No se necesita ser psicólogo lombrosiano para detectar en su rostro los gestos que lo delatan como un auténtico criminal ni se necesita ser un filósofo del lenguaje para descifrar su mentalidad a través de su forma tan ofensiva de hablar. Hay en verdad un sentido en el que Zelensky es enteramente transparente. En efecto, es un individuo que no puede ocultar su odio mortal, total y definitivo por Rusia. Para confirmar esto lo único que se tiene que hacer es fijarse en los hechos.

Tratemos primero de describir fielmente el mosaico de hechos en el que está inmerso Zelensky.  ¿Cuáles son nuestras premisas? Zelensky (atención: no Ucrania) goza del total apoyo del ya ni siquiera tan oculto gobierno mundial que manipula como quiere y le conviene a los gobiernos de Europa Occidental. Zelensky es el instrumento designado y preparado para cumplir con los objetivos que el gobierno de Occidente fijó y le encomendó. Siendo él partidario de dicho programa y a la vez un fanático total, no hubiera sido nada fácil encontrar a un mejor instrumento político para cumplir con el programa de la OTAN, del Deep State norteamericano y de la burocracia superior de los países de Europa (con excepción, obviamente, de Bielorrusia). Digámoslo con toda claridad y con todo respeto: Zelensky resultó ser el agente secreto perfecto. Este es un primer punto.

Un segundo punto es el siguiente: a estas alturas del proceso bélico, Zelensky sabe que esta guerra con Rusia la tiene perdida y aún así lo único que no quiere es hablar de paz. No olvidemos, dicho sea de paso, que la decisión de no rendirse significa la destrucción total de su país y la muerte de decenas de miles de ucranianos. Pero ¿por qué alguien preferiría un desenlace como ese a un arreglo negociado que permitiría rescatar a su país de la ruina y la extinción y que le garantizara a lo que quede de su población un mínimo de bienestar? Obviamente, aquí hay algo que no se nos ha dicho. Como diría Kant, quien quiere el fin quiere los medios, pero si lo que sucede es que él tiene en mente otros medios, ello significa que él tiene tiene en mente también otros fines y entre esos fines no están la integridad de Ucrania ni el bienestar del pueblo ucraniano, o lo están sólo que de manera secundaria o derivada. Yo pienso entonces que si alguien en las nada envidiables condiciones de Zelensky persiste en la política de guerra total es porque tiene fines no reconocidos públicamente y cree poder llegar a tener los medios que se requieren para su obtención. Hay, pues, una situación, por así decirlo, invisible que se sobrepone a la que todos conocemos y que necesitamos para explicar la conducta de Zelensky. Naturalmente, no va a ser fácil encontrar la explicación de lo que son los retorcidos contenidos políticos y mentales del peor enemigo que ha tenido Ucrania, y digo ‘peor’ porque la está conduciendo directamente a su destrucción; tampoco la vamos a encontrar en los programas de desinformación de la CNN o en los artículos del New York Times o del Washington Post. En los medios de desinformación masiva sistemática no vamos a encontrar otra cosa que eso, a saber, desinformación masiva (datos falsos, explicaciones falaces, mentiras por toneladas, etc.). Nótese que esta desinformación masiva significa un apoyo silencioso pero total a los planes ocultos de Zelensky. Bien, pero ¿cuáles son esos planes?

Llegamos ahora sí al meollo del asunto. La conducta a primera vista absurda de Zelensky se explica por el hecho de que él está persuadido de que se puede generar una situación militar tal que permita el bombardeo atómico de Rusia. Obviamente, alguna reacción rusa se produciría y no es impensable que Kiev fuera arrasada, con todo y Zelensky, pero eso a un fanático ya no le importa. Más aún: no importa que toda Ucrania quedé hecha polvo. A Zelensky lo único que le importa o lo que más le importa y por lo cual está dispuesto a dar todo es la destrucción de Rusia. Pero ¿por qué cree él que eventualmente podría logar su cometido? Porque efectivamente tiene el apoyo real del gobierno supra-estatal de Occidente y el objetivo principal en este momento de ese gobierno es la destrucción de Rusia. Tengamos presente que se trata de un gobierno no elegido por una votación universal, sino auto-impuesto y auto-impuesto porque, a través de complejos mecanismos financieros, políticos, comerciales, “culturales”, militares y propagandísticos, ejerce un control férreo sobre las decisiones gubernamentales de los países occidentales, empezando en los Estados Unidos, pasando por prácticamente toda Europa y los países, llamémosles así, del Sur global.

Oficialmente entonces los gobernantes occidentales, naturalmente, no sólo apoyan a Zelensky sino que él es parte esencial en sus macabros planes y todos ellos están dispuestos a exponer a sus pueblos y sus ciudades con tal de que el plan de aniquilamiento de Rusia triunfe.  Es obvio que se ha hablado tanto de una conflagración atómica mundial que los “super dotados” think tanks de Occidente ya perdieron el miedo o creen que pueden ganar dicha confrontación con Rusia. De hecho, el bombardeo de los aeropuertos rusos el domingo pasado 1º de junio fue un intento por dejar inutilizados los aviones que podrían llevar bombas atómicas a cualquier parte del mundo y que estaban estacionados al aire libre en concordancia con los acuerdos internacionales concernientes a bombarderos atómicos. Ahora bien, si los hubieran efectivamente destruido Rusia habría súbitamente quedado en gran medida inhabilitada para responder a un ataque atómico sorpresivo. Ahora sabemos que se trató de una operación realizada por las fuerzas inglesas. En todo caso, Zelensky, en connivencia con los gobernantes occidentales y el Estado Profundo norteamericano, está convencido de que se puede construir una situación que le permitiría a quienes lo pusieron al frente del gobierno ucraniano atacar desde Ucrania ya sin restricciones a Rusia y acabar con ella de una vez por todas. Son causas como está las que mantienen viva una guerra que ya no tiene militarmente hablando ningún sentido.

La conducta de Zelensky exhibe de manera palpable lo que estoy afirmando. A él no le importan los niños ucranianos, no le importan los hombres y mujeres de Ucrania, porque él, en el sentido relevante, ni siquiera es ucraniano. El es de aquí y de allá, de todos lados y de ninguno, pero ante todo y sobre todo es enemigo de Rusia. Y la verdad es que se ha desempeñado tan bien en su rol de dirigente de Ucrania que de hecho en este momento Zelensky es, para las élites de las élites, el héroe supremo, el hombre más querido, el verdadero representante de cierta ideología y de un cierto proyecto de conquista del mundo, ese proyecto que Putin frustró cuando llegó a la presidencia de la Federación Rusa. Ahora sí todo lo que Zelensky hace y dice (por ejemplo a través de su horripilante blog, en el que destila como pocas veces lo podemos detectar en la historia de la humanidad un odio contra el pueblo ruso absolutamente escalofriante) se vuelve transparente, inteligible, evidente. Obviamente, todos entendemos que para él las “conversaciones” con el team ruso para concertar acuerdos y preparar el terreno para la paz no son más que una estratagema barata para ganar tiempo, rehacer sus fuerzas y hacer todo lo que esté a su alcance para, en esta última etapa de la guerra, asegurar que el choque con Rusia cambiará de status y pasará de ser una guerra proxy, es decir, una guerra en nombre de otros, a ser un enfrentamiento global, que es al parecer a lo que están dispuestos los amos secretos del mundo. El presidente Trump ha hecho todo lo que ha podido para evitar que la guerra se oriente en esa dirección, pero ya quedó claro que el Estado Profundo norteamericano, la super élite gubernamental, financiera, hollywoodense y demás, ya lo doblegó y eso no es un buen augurio.

La situación es entonces la siguiente: SI Zelensky junto con los gobernantes de Europa Occidental, los miembros europeos de la OTAN (básica mas no únicamente Gran Bretaña, Francia y Alemania), la CIA, el complejo militar-industrial de los Estados Unidos, la banca mundial, etc., logra realizar su anhelo de generar la confrontación global con Rusia, entonces por las consecuencias de lo que sería la respuesta rusa, inevitablemente los USA también entrarían en guerra con la Federación Rusa y eso obviamente significaría el fin de nuestro mundo. Por ello, hay que asimilar la deprimente idea de que los actuales y verdaderos dueños del mundo están dispuestos a perecer antes que ver destruido su obsoleto y obsceno ideal, antes que constatar que no es realizable, sobre todo cuando su realización parecía estar al alcance de la mano. Se trataba de rodear a Rusia con misiles, agotarla económicamente y finalmente dividirla en pequeños países de manera que nunca volviera a florecer. El problema es que el plan falló y Rusia se mantuvo firme y se erigió como el gran obstáculo para la materialización de la alucinante ideología de control total del mundo y de la humanidad. En estos momentos, la frustración de las élites debe ser inmensa, Deben estar inconsolables y por ello cada vez más decididos a todo.

¿Y la humanidad? ¿Y todos aquellos que aspiramos a vivir en paz, los que queremos ver en los demás hermanos y hermanas? ¿Acaso no contamos? Para los grandiosos delirios de control total no somos nada, no tenemos nada, no representamos nada. Pero viéndolo bien eso no es así. Sí tenemos algo: tenemos a la Madre Rusia, en la que depositamos nuestro amor y nuestras esperanzas de salvación como habitantes libres de este a final de cuentas insignificante planeta.

 

One comment

  1. Emilio W ackerlin says:

    Hola Alejandro, interesante tu artículo con conocimiento de Causa y como siempre cuando 2 poderosas se enfrentan los que sufren son los pueblos‼️

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *