Propaganda Total: la fallida guerra en contra del presidente

Joseph Goebbels, el Ministro de Propaganda del Tercer Reich, es un personaje histórico que muy probablemente, si resucitara y se enterara de lo que dicen de él múltiples analistas y expertos politólogos, quedaría estupefacto o se destornillaría de risa. En efecto, por una parte, todos en coro y en forma estridente lo repudian por haber sido un cercano colaborador de Adolf Hitler, pero por la otra no cesan de citarlo e, indirectamente, de alabarlo al repetir una y otra vez su famoso dictum de acuerdo con el cual “una mentira repetida una y mil veces termina por convertirse en verdad”. Seamos francos: los críticos de Goebbels no parecen ser muy consistentes. Yo diría que si se vitupera al enemigo, entonces no se recurre a él para justificar sus propias prácticas! De hecho y sin percatarse de ello, lo que hacen esos que todos los días tienen como misión desacreditar la labor del presidente de México, Lic. Andrés Manuel López Obrador y que citan a derecha e izquierda al ideólogo del nacional-socialismo, es auto-refutarse: sus mentiras cotidianas, repetidas mañana, tarde y noche por todos los medios de comunicación, siguen siendo mentiras y no convencen a la inmensa mayoría de los mexicanos. Lo que Goebbels dijo, por lo tanto, no es cierto o vale sólo en determinados contextos de ignorancia y despolitización.

No es mi objetivo ocuparme de la boutade de Goebbels. Lo que a mí me interesa es más bien examinar el carácter abiertamente contradictorio de quienes por una parte lo vituperan y repudian y por la otra repiten como pericos lo que dijo como si fuera una verdad a priori. Por mi parte pienso, menos fanáticamente, que hay circunstancias y ocasiones que confirmarían lo que Goebbels afirmó, pero que hay otras en las que su afirmación resulta ser pura y simplemente falsa. Y yo estoy convencido de que un claro contra-ejemplo a la tesis de Goebbels, si es que se le quiere dar ese status, nos lo proporcionan precisamente las toneladas de mentiras que día a día vomitan a través de insulsos artículos de periódico o a lo largo de aburridos programas de radio y televisión los miembros (obviamente a sueldo) del ejército ideológico del sistema político que llevó a México al desastre, los quinta columnistas de la lucha en contra de la Cuarta Transformación de México, es decir, de ese gran proceso histórico, esa gran transformación política dirigida por el presidente de México. Este fenómeno es interesante porque podemos verlo reproducido, con las variantes correspondientes a cada latitud, en Argentina, en Perú, en Uruguay, en Bolivia y en algunos otros países latinoamericanos. El caso de México es, sin embargo, paradigmático por una serie de contingencias que vale la pena resaltar. Examinemos entonces a grandes rasgos la naturaleza del ataque que cotidianamente se despliega en contra de la titánica labor política que incansablemente desarrolla todos los días el Lic. Andrés Manuel López Obrador.

Todo mundo comprenderá, supongo, que la confrontación ideológica brota de manera natural en cualquier contexto de vida socialmente organizada. Es quizá hasta lógicamente imposible que, en una sociedad mínimamente compleja, prevalezca un acuerdo total entre todos los miembros de dicha sociedad respecto al amplísimo espectro de temas de organización política, producción de bienes de consumo, reparto de la riqueza generada, salud y seguridad de la población y así indefinidamente. En situaciones de vida estable normal, el que pululen ideas que se contraponen y excluyen unas a otras sirve para mantener la estabilidad y la armonía social básicas. El problema surge cuando se plantean escenarios extremos en los que o bien el pensamiento crítico está bajo un control gubernamental total de manera que se vuelve un factor políticamente inoperante o bien cuando dicho pensamiento se corrompe y actúa en contra de un gobierno legítimo de manera automática y con objetivos puramente destructivos. México, como todo mundo lo entiende y sabe, ha pasado por los dos escenarios. Por lo menos desde que el PRI se adueñara de los destinos de la nación, los ahora vociferantes soldados ideológicos no existían como gremio político activo serio: todo era “caravaneo”, adulación, sumisión perruna, auto-amordazamiento, pseudo-críticas cobardes e inofensivas, etc. En otras palabras, circo político-ideológico. Ahora en cambio nos topamos con toda una legión de agresivos soldados ideológicos, conformando un conjunto de lo más abigarrado posible y operando ya casi a ciegas, en forma automática, sin ton ni son, emitiendo tal cantidad de “críticas” al presidente y a los programas de gobierno que pierden prácticamente todo valor intelectual, moral y político. La maquinaria ideológica que se echó a andar (aceitada, desde luego, por incentivos en general bastante prosaicos) terminó por convertirse en una manivela que todo el tiempo da vueltas, pero que no produce ningún efecto real, un instrumento que no sirve para absolutamente nada. Peor aún: para sus dueños y amos, los efectos de dicha maquinaria resultan ya contraproducentes, como lo pusieron de manifiesto las elecciones de principios de mes. Cualquiera entiende que no fue MORENA quien obtuvo la mayoría, sino que el visto bueno por parte de más de la mitad de la población lo obtuvo el Lic. López Obrador. Él solito venció a la oposición; él es quien fundamenta y protege a MORENA, no al revés. El descalabro en la Ciudad de México se explica no por un rechazo de la población, sino por toda una serie de intrigas, ambiciones, traiciones, manipulaciones y demás, de las cuales evidentemente el presidente está perfectamente consciente. Pero el punto importante y relevante para nuestra exposición es que la guerra ideológica y propagandística orquestada en contra del presidente ha resultado ser un fiasco completo. Lo único que los “servicios de inteligencia” de la reacción han logrado ha sido reforzar la figura presidencial. Pero ¿es acaso explicable este ominoso fracaso de la oposición en el frente de las “ideas”? Yo creo que sí, Intentemos entonces justificar nuestra convicción.

El primer recordatorio que quisiera hacer es que si estamos frente a una situación de guerra ideológica sin treguas ni reglas es porque hay conflictos subyacentes de otra naturaleza, más importantes y decisivos. La primera e incuestionable premisa es que lo que el Lic. López Obrador está haciendo es revertir un proceso criminal de desmantelamiento y, en verdad, de desmembramiento del país, mediante el cual se colocó a la población en su conjunto, esto es, al pueblo de México, en una condición de servilismo, de dependencia y de sumisión frente a empresas trasnacionales, “élites” locales y gobiernos extranjeros. En otras palabras, la culminación lógica del descarado proceso político iniciado básicamente por Salinas de Gortari pero sistemáticamente continuado por los presidentes Zedillo, Fox, Calderón y Peña no era otra que la destrucción del país. Entender eso es entender la esencia y el sentido de la Cuarta Transformación: ésta consiste sencillamente en el rescate de los bienes de la nación, la devolución al pueblo de un mínimo de dignidad y de seguridad, la recuperación de la soberanía nacional y la construcción de una infraestructura que le garantice al país, si es conducido con la honestidad y la probidad con la que ha sido conducido por el Lic. López Obrador, su crecimiento y su bienestar. Este programa, como es obvio, choca frontalmente con el proyecto de una ultra-rapaz y desenraizada pero muy rica y poderosa minoría que, a través del cáncer social de la corrupción mental, moral y política con que envenenaron a México se había apoderado de las instituciones nacionales. Los anti-mexicanos de otros sexenios convirtieron a México en un casino controlado por ellos. Es justamente en el choque entre el antiguo plan de los políticos ahora derrotados y el del presidente López Obrador en lo que consiste el conflicto que en la actualidad se vive en nuestro país. Ello a su vez explica los ataques que cotidianamente se materializan en contra del presidente y su salvador proyecto de gobierno, pues dichos ataques no son más que la expresión ideológica del conflicto ya no tan oculto de carácter sobre todo, como era de esperarse, económico y político.

Motivaciones tan aviesas como despreciables de los soldados rasos ideológicos que hoy infectan al país hacen que su actuación sea en algún sentido serio de la palabra vergonzosa, pero la  guerra en la que están hundidos se vuelve risible y hasta grotesca cuando nos damos cuenta de que los emisarios a sueldo de los antiguos mandamases no saben decir más que estupideces, mentiras obvias, falacias pueriles, trivialidades, burlas sin chiste, evaluaciones tendenciosas, definiciones persuasivas y trampas argumentativas de lo más variado. Aquí tenemos ya un primer argumento de por qué la conspiración ideológica en contra del Lic. López Obrador no puede triunfar: las causas que combate son nobles y las causas que la inspira son viles. Las primeras ciertamente son benéficas para los ciudadanos mexicanos y adversas a los intereses de grupos indebidamente encumbrados; y a la inversa: las segundas son las que favorecen a grupúsculos privilegiados en detrimento obviamente del bienestar legítimo de las grandes masas del país. Sería en verdad muy injusto que los actuales sicofantes del Universal, de Radio Fórmula y de la infame “Hora de Opinar” del canal 4 de Televisa (por mencionar unos cuantos medios) lograran su cometido que no es otro que el de engatusar a la población convenciéndola de que lo que le conviene no le conviene y al revés. En otras palabras, dado el trasfondo del conflicto real los esfuerzos de los dizque-ideólogos anti-gubernamentales equivalen a pretender hacernos creen que lo blanco es negro y que 2 + 2 = 5. Rayan en lo absurdo!

Un segundo argumento que deja en claro por qué a estas alturas ya muy difícilmente los desesperados intentos propagandísticos reaccionarios podrían surtir los efectos buscados es que la labor desarrollada por el presidente, que es, por así decirlo, labor factual, esto es, actividad transformadora imposible de no percibir y sentir, despertó ya, aunque sea en un nivel básico o primario, la conciencia política de millones de personas. Todos esos millones que durante sexenios enteros fueron tratados como reses, como mercancías de valor inferior a quienes no había por qué explicarles las decisiones del gobierno no digamos ya rendirles cuentas, ya abrieron los ojos, ya saben lo que está en juego, ya intuyen (porque se les proporcionaron los elementos para ello) que los persistentes ataques al presidente y a la Cuarta Transformación no pasan de ser hipócritas acusaciones de resentidos y de malos perdedores. Pero los ilustres “críticos” del gobierno y del presidente parecen desconocer la historia y no entender sus lecciones. Permítaseme traer a colación un célebre diagnóstico político de un célebre pensador (que por ser tan bien conocido ni siquiera nombraré) que me parece pertinente y que ilustra perfectamente lo que quiero sostener. Dice mi autor:

Ciertamente, el arma de la crítica no puede sustituir a la crítica de las armas; la fuerza material sólo puede ser derrocada por la fuerza material, pero también la teoría se vuelve una fuerza material tan pronto como las masas se apoderan de ella. La teoría es susceptible de apoderarse de las masas tan pronto demuestra ad hominem y demuestra ad hominem tan pronto se radicaliza. Y para el hombre la raíz es el hombre mismo.

Al buen entendedor, pocas palabras!

Nosotros debemos seguir adelante y presentar un tercer argumento que refuerza nuestra idea del carácter esencialmente fallido del despreciable ataque, básicamente verbal, de los soldados y los cabos ideológicos que denodadamente luchan para ganarse su pan nuestro de cada día denostando, injuriando, burlándose y tergiversando las explicaciones del presidente de México. El punto es que, continuando con el símil, en la encarnizada embestida en contra del Lic. López Obrador que todos los días toma cuerpo bajo la forma de articulitos, chismes, sesiones de auto-complacencia y ridículo elogio mutuo (“Estoy totalmente de acuerdo con lo que dice …”, “Yo también coincido con lo que afirmó …”, etc., etc.), a lo único a lo que el presidente se enfrenta es a soldados, cabos y alguno que otro oficial de mayor rango. Es evidente que frente al soldado raso L. Zuckerman, Héctor Aguilar Camín es un oficial de alto rango. Tenemos que reconocer diferencias de nivel. En general, sin embargo, lo que visualizamos es una infantería dislocada, fantasiosa, a menudo vulgar, repetitiva hasta las lágrimas, promoviendo las explicaciones más superficiales posibles (eso sí: con tonos doctorales y tomándose a sí mismo muy en serio, como si lo que dijeran fuera profundo e importante), fusionando la “crítica” política con el albur de teatro de revista del siglo pasado y tratando locamente de hacer valer el pensamiento del odiado Goebbels. De lo que no parecen percatarse todos estos gladiadores políticos liliputenses es del efecto real que tienen en la gente sus odiosas palabras, poses, fantochadas y actitudes. Son tan ineptos que no se percatan de que lo que generan en las personas sencillas, pero no por ello tontas, es un inmenso desprecio por sus causas y sus personas. Hasta un campesino iletrado entiende por instinto que se pretende darle gato por liebre, que le están vendiendo basura mental, que le están implorando que por favor se deje volver a poner cadenas y grillete. Todos esos locutores, analistas y especialistas – tan incapaces de producir genuinos textos académicos que no les queda otra para ocultar su inepcia que redactar insignificantes artículos de tabloides y revistas propias de salones de belleza – son tan obvios en la realización de su artificial trabajo “intelectual” que dan risa: sus predicciones son falsas, sus justificaciones inválidas y, más en general, no saben hacer otra cosa que producir mero wishful thinking. Cualquiera entiende que con soldados así no se gana ninguna batalla.

Es innegable que el esfuerzo desplegado por el presidente ha sido hercúleo. Yo no sé de ningún mandatario en el mundo que se levante todos los días durante su mandato a las 5 de la mañana para preparar un sencillo informe dirigido a la población para la cual trabaja. Se dice fácil! Pero lo interesante es que con sus “mañaneras” el presidente ha neutralizado toneladas de desperdicio ideológico, escrito u oral. Es claro, sin embargo, que el éxito obtenido es sólo resultado del esfuerzo de un solo hombre, por lo que vale la pena preguntarse: ¿cómo sería si el presidente López Obrador viera reforzada su labor política con auténticos representantes ideológicos de su gran programa de reconstrucción social, si contara con su propio ejército que hiciera frente a la jauría de mercenarios que todos los días sacan sus trabajitos (que cada vez menos gente lee) con títulos dignos de cualquier bodrio de telenovela del Canal de las Estrellas? Todos sin duda tendrán presente que el paradigma de ignorancia y vulgaridad que es Vicente Fox cuando ocupó la presidencia tenía a su intérprete que todos los días explicaba “lo que el presidente quiso decir”. Absolutamente ridículo! El Lic. López Obrador, vale la pena recordarlo, no tiene semejantes apéndices. Él solito ha dado la batalla. Todos contra uno y ni así han ganado. Un espectáculo un tanto penoso!

¿Hay algún signo de que la crítica política no es seria sino más bien una mera forma de ganarse un dinero extra vendiendo a cambio la conciencia? Puede haber muchas, pero hay una que es infalible: es lo que podríamos llamar la “crítica total”. La consigna es criticar todo lo que haga o diga el presidente de la República: sus reformas constitucionales, su reorganización estatal, su creación de la Guardia Nacional o su integración al Ejército Mexicano, su recuperación de miles de millones de pesos perdidos por una cínica política de evasión fiscal, su solidaridad con pueblos hermanos para los cuales no hay vacunas en el mercado internacional, su genuina preocupación por los inmigrantes, su firmeza bien argumentada frente a líderes de otros gobiernos, sus proyectos de infraestructura y que solamente gente mal intencionada y de mente sucia podría poner en entredicho y así sucesivamente. Ahí tenemos la prueba de que la crítica no es racional ni constructiva, sino un mero producto artificial generado por un pago. Por eso la guerra ideológica en contra del presidente López Obrador está perdida de entrada. Eso, por otra parte, lo confirmaremos en la próxima consulta nacional sobre los ex–presidentes (un ejercicio y un ejemplo de auténtica democracia sin precedentes en México) y en las siguientes elecciones.

Da horror pensar que hubiera sido del país y de su gente si en esta época de pandemia hubiera gobernado México un Fox, un Zedillo o cualquier malhechor de esa estirpe. No se necesita ser premio nobel de literatura para imaginarlo. Todos se habrían dedicado a “salvar empresas”, puesto que son ellas las que generan trabajo y sostienen al país! Los negocios con las farmacéuticas habrían sido colosales, pero también todos habrían abandonado al pueblo a su suerte. Y también habríamos visto entonces a los actuales “críticos” del gobierno del presidente López Obrador rasgándose hipócritamente las vestiduras ante la miseria de sus compatriotas, pero cumpliendo a cabalidad con su función de parásitos aduladores y de merolicos profundamente orgullosos de sí mismos.

12 comments

  1. Accion Democratica says:

    Excelente analisis de lo que son estos Medios y sus déspotas desalmados soldados que conducen la guerra sucia más vil de la historia de Mx, saboteando todos los esfuerzos de AMLO para sentar las bases de la transformacion democratica del pais. Muchas gracias.

  2. Arydai Prado says:

    Como siempre, excelente análisis. Desafortunadamente yo sí noto muchos arrepentidos de haber votado por él. Inexplicablemente ahora les parece mejor que regrese la mafia al gobierno. Dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver y parte de la sociedad mexicana se niega a ver la realidad de este país y las condiciones de pobreza, miseria e ignorancia que nos rodean. Hay otro México totalmente distinto al que vemos y en el que vivimos en la ciudad capital. Saludos afectuosos.

  3. Margarita Macías says:

    Artículo puntual y objetivo.
    Pero me resulta preocupante, la lucha que un Solo Hombre AMLO, hace por rescatar al país de las garras de la corrupción y de voraces empresarios y seudo políticos.
    Desesperante la falta de cuadros con la misma ideología del cambio .
    Esperanzador ver a muchos jóvenes que con un espíritu más libre y menos contaminado por los medios desinformtivos que nos han vomitado su basura por décadas , buscan y se solidarizan con la 4 T.
    Gracias por darnos una línea , nos hace mucha falta.

  4. Silvie says:

    Creo que un error de AMLO es él solito hacer todo el trabajo del gabinete y opacar y poner de floreros a sus colaboradores.
    Ojalá sigan los cambios. Hay mucha gente capaz y valiosa. Abran su círculo.

  5. Hortensia Hernández says:

    Excelente análisis, más bien demoledor hacia una oposición estúpida y por consigna. Considero q sí hay buenos y excelentes militantes, teóricos, funcionarios, ciudadanos de a pie, etc., q acompañamos a nuestro presidente, pero él es un fuera de serie. Por eso los opositores mediocres de x sí, se ven liliputienses como dices, y los q lo apoyamos, en cualquier lugar de la sociedad, pues somos normalitos.

  6. Erasmo Olvera says:

    Aunque es evidente que hay una campaña dirigida a desprestigiar cada una de las acciones de éste gobierno, se debe reconocer también que se ha desempeñado de una manera discutible en algunas ocasiones (como cualquier gobierno del mundo). Lo que considero que no es muy “saludable”, es poner la figura presidencial al nivel de un santo que todo hace bien y todas sus intenciones son nobles y llenas de bondad. Él es un ser humano y como tal comete errores, toma malas desiciones y tiene intereses propios.
    No todo lo que ha hecho éste gobierno está mal, pero mucho menos debe pensarse que todo lo que hace está bien.

  7. Cristian F. C. says:

    Admiradísimo Dr. Tomasini:

    Muchas gracias por volver a saciar nuestra sed de análisis serios y contundentes.

    Como una brisa fresca, sus opiniones nos liberan del fétido hedor que a diario se emite por la mass-media desde (casi) todos los frentes.

    Desearía que nunca faltaran entradas como estas en su blog en línea, pero estoy consciente también que es usted una persona sumamente ocupada.
    Sin más que decir, le mande un cordial y respetuoso saludo.

    ATT. su ferviente admirador.

  8. Daniel Gustavo Gorra says:

    Estimado Alejandro 
    coincido con tu ensayo. En Argentina tuvismo un personaje llamado Jaime Durán Barbas. No sé si llego a Goebbels pero puso en prática algunas de sus técnicas (por ej., orquestación). Las redes sociales también conspiran en tal sentido, sobre todo en la impunidad. Respecto de los medios, en Argentina, juegan al mejor postor. Creo que queda en el ciudadano quitarse las anteojeras y tener juicio crítico y no dejarse vender como decimos en mi país “gato por liebre”.
    Un cordial saludo.
        

  9. Abraham Avila Tello de Meneses says:

    Cuando empecé a leer este documento recibí un mensaje en el que me comentaban que Amlo abriría una sección en su informativo matutino llamado “Quién es quién en las mentiras” con la que ejercería su derecho de réplica a lo que se difunden en diversos medios de comunicación y redes sociales. Consideré que esta estrategia se deriva del conocimiento del gobierno mexicano actual del trabajo sucio que históricamente han hecho los oligarcas estadounidenses a través de mercenarios y vendepatrias latinoamericanos. Hay muchos ejemplos de este trabajo que significaron y significan masacres, golpes de Estado, intervenciones, etc. Mencionaré un caso que difundió la mafia cubana instalada en Miami en los años sesenta del siglo pasado titulada Operación Peter Pan, esta operación, decían los proanexionistas cubanos, consistía en que el gobierno de Fidel Castro enviaría a los niños y jóvenes cubanos a la Unión Soviética. Se difundió tanto que en Cuba generó inquietud pero lo que se buscaba era revertir el apoyo los pueblos del mundo a la revolución cubana.
    Pero estimado doctor, encuentro una trampa respecto a que toda critica que se le haga al gobierno es falsa atacando falazmente a quien la señala. Me explico.
    Dice Kant que la adulación corrompe mientras que la crítica corrige. Hace unos meses Rafael Barajas, “el fisgón”, en un programa que codirige abordó el uso de los EU de sus agencias para intervenir en los países en los que tiene intereses geopolíticos y geoeconómicos. Una vez expuesto esto, llegó a la conclusión de que Salvador Ciénfuegos era inocente, víctima de las agencias estadounidenses. Esto es falso.
    Falso también es que Amlo dio por terminada la Reforma Educativa y quienes hemos querido denunciar esto porque somos afectados se nos consideran pertenecientes a una clase social que, por lo menos en esta vida, no podemos acceder o bien somos pagados.
    Tu trabajo me hizo pensar que el dictum de Goebbles tiene dos usos. 1. Atacar y restar fuerzas a un oponente. 2. Autojustificarse de las mentiras que salen al descubierto con frases como: “yo tengo otros datos” o “cómo era antes”.
    Un gusto saludarlo.

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